¿TIENE SENTIDO FINGIR UN ORGASMO?
Acabo de leer el estudio que la empresa de preservativos
Control ha hecho sobre el orgasmo femenino. La conclusión principal es que más
de un 60% de las mujeres españolas confiesan haber fingido alguna vez un
orgasmo. Me parece una estadística tan real como triste, especialmente si
tenemos en cuenta que en ese “alguna vez” hay algo de ocasional, pero que habrá
muchas mujeres que lo fingen siempre o habitualmente. Éstas últimas no serán
seis de cada diez, pero son más de las que creemos.
Buscando los motivos por los que una mujer siente necesidad
de fingir un orgasmo, la más frecuente es dar por concluida la relación sexual:
una vez te has corrido (disculpen lo coloquial del verbo) ‘aquello’ ya puede
acabarse de una vez. Hay casi siempre en esos casos algo de hacer creer al
compañero que ha conseguido proporcionarte todo el placer deseable. A veces,
algo de compasión hacia el otro cuando éste por su torpeza o brevedad hace
imposible una relación placentera de final feliz y pleno.
Sean cuales sean los motivos, la razón absoluta para fingir
un orgasmo es la imposibilidad de tenerlo. No es muy preocupante si eso sucede
de manera puntual y más si se trata de una relación ocasional: “que acabe ya
este torpe y mañana si te he visto no me acuerdo”.
Sin embargo, parece realmente triste que una mujer finja sus
orgasmos de manera rutinaria. Algo más habitual de lo que suponemos. Por educación,
por condición, por un rol adquirido o por todo a la vez, las mujeres llegamos
llenas de bloqueos a nuestras primeras relaciones sexuales y a veces ese
bloqueo no termina de irse nunca. Así, que resulta más cómodo fingir asumiendo
que nada ha de cambiar. Qué triste.
Cuando una mujer finge un orgasmo la única perjudicada es
ella. Tendemos a echarle a culpa a ellos (y a veces es verdad) pero si no eres
capaz de llegar al orgasmo con normalidad hay que asumir que se tiene un
problema. O propio o con la pareja, pero se tiene. Puede que sea difícil de
abordar, puede que haya que reconocer cosas incómodas para él, para la pareja o
para ti misma, pero es mejor emplear energías para llegar a tenerlos que
emplearlas en fingirlos.
Fingir un orgasmo, en realidad, es bastante ridículo. Hay
pocas cosas más absurdas y el sesenta por ciento de las mujeres reconocemos
haberlo hecho alguna vez. Hay que preguntarse por qué y, sobre todo, para qué.
Vosotras sabréis, pero es una estadística de la que no debemos sentirnos muy
orgullosas.
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